La teoría predice que un agujero de gusano es un atajo en el espacio y el tiempo. Ahora, los científicos han simulado este ‘túnel’ usando una computadora cuántica. No pueden enviar objetos, pero sí información.

Los científicos hicieron una simulación de un agujero de gusano usando una computadora cuántica. Foto: referencial/Adobe Stock
02/12/22
Los agujeros de gusano son de los pocos fenómenos predichos por la física que hasta ahora no han sido observados. Estos atajos a través del espacio y el tiempo, que pueden conectar dos puntos muy lejanos en el universo, fueron teorizados en 1935 por Albert Einstein y Nathan Rosen, y desde entonces han intrigado a los científicos.
Ahora, un equipo estadounidense conformado por investigadores de Harvard, el Instituto de Tecnología de California, el MIT, entre otros; presenta la primera simulación de un agujero de gusano, la cual se ha realizado en la computadora cuántica Google Sycamore. Según los resultados de su experimento, publicados el último miércoles en la revista Nature, se ha logrado transmitir información de un punto a otro mediante este atajo.
¿Cómo se ha simulado este agujero de gusano?
Se ha demostrado teóricamente que este fenómeno puede generarse cuando dos agujeros negros están conectados de modo que funcionarían como los extremos de un túnel (el agujero de gusano).

Representación de un agujero de gusano. Foto: Adobe Stock
Lógicamente, no es viable crear dos agujeros negros conectados en un laboratorio. Por ello, el equipo de científicos recurrió al mundo de las partículas subatómicas, las cuales experimentan un fenómeno ampliamente demostrado: el entrelazamiento cuántico.
Cuando dos partículas (A y B) por ejemplo, electrones interactúan entre sí, pueden entrelazarse, es decir, compartir un mismo estado cuántico. Esto significa que lo que le ocurra a A se reproducirá a B.
Esto abre la posibilidad de la teletransportación cuántica, la cual se produce, por ejemplo, si una partícula C se entrelaza con A. Esa tercera pierde sus propiedades, las cuales son transferidas a B: la información se esfuma en un punto y aparece en otro.
El mejor entorno que hallaron para probar estos fenómenos fue una computadora cuántica, cuyos circuitos integrados operan con bits cuánticos o cúbits, los cuales son partículas entrelazadas.
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