El empresario de 61 años, que fabrica su propio tablero de ajedrez, quiere que los niños y jóvenes “se acostumbren a pensar y no a las prisas (porque el ajedrez es un juego mental”).

Miguel Tito Turpo, 11 (iz.) y su hermano Isaac Esteban Turpo, 12, juegan al ajedrez en una calle de Villa Tejada Triangular, en El Alto, Bolivia. / AIZAR RALDES / AFP
07/10/22
Desde El Alto, Bolivia, dos hermanos llamados Isaac y Miguel Turpo compiten en un juego viejo, el ajedrez. Es la primera vez que ellos le dan la oportunidad a este juego en sus vidas, y esto se debe a la atenta mirada de un hombre de negocios que les dio clases para aquellos niños que viven cerca de su barrio, dejen de estar amarrados a los celulares y prueben este juego que refuerza el razonamiento.
La idea es “un jaque rápido, rodear al rey”, dijo Isaac mientras analiza su siguiente movimiento al competir con Migue, en la ciudad andina, a 4.000 metros sobre el nivel del mar y la vecina La Paz.
El ajedrez “nos enseñó a cambiar de opinión y ser genios”, agregó el niño de 11 años, sentado en una silla de madera desvencijada.
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